Centro Psicológico Loreto
Móviles y videojuegos. El sudoku de los padres de hoy.

Es en el comienzo de la adolescencia, muchas veces unido a la Primera Comunión, cuando llega a casa el primer smartphone de los niños y adolescentes. Ello supone también el primer momento en que la zona de control (y confort) empieza a desestabilizarse en la familia de una forma contundente. Comienza la locura, es así. Lo que anteriormente era controlable porque “Juan” y “María” usaban el teléfono de sus padres para hablar con los amigos por whatsapp (situación relativamente controlable) ahora se ha convertido en el descontrol más absoluto. Entramos en el constante tira y afloja de “deja el teléfono que estamos comiendo”, “haz primero los deberes”, “dame el teléfono que así no”...
Poco a poco, silenciosa y de manera casi anestésica, hemos cruzado una nueva puerta. De pronto todo gira en torno al teléfono, los juegos, Youtube, Instagram, partidas “on line” desde que tiene la PlayStation, en las que nunca es suficiente. De hecho, sabes que da exactamente lo mismo jugar una hora, tres o cinco, porque habrá que desenchufarla y el cabreo en casa, de todos, será monumental.
Además, te estás tomando muchas molestias en educarles en el adecuado acceso a contenidos, gestión respetuosa de conversaciones, fotografías que son recomendables para su perfil o las que no tanto, compra de juegos que están en lo razonable dentro de lo difícil que es acertar plenamente hoy en día en este campo.
Pero quizás lo más peligroso y preocupante de esta nueva “era tecnológica” de móviles y videojuegos es el currículum oculto que tu hijo está incorporando de manera transversal y paralela al currículo educativo oficial que como padres, con mucho esfuerzo, establecéis en casa. Vamos a analizar esta fuente de conflictividad en la familia.
Fundamentalmente, lo que los niños adquieren hoy en día son mecanismos de exigencia, presión, negociación al límite, incluso intimidación -en definitiva elementos y aspectos de normalización de la agresividad y el conflicto- de mayor o menor intensidad según los casos. Poco a poco tu hijo se ha hecho exigente. Ha hecho un “máster” en presión y chantaje. “¿Y ahora qué?”, te preguntas. Te das cuenta de cómo poco a poco ha ganado un terreno estupendo, muy difícilmente recuperable, con excusas y motivos muy poco justificables. La presión social tampoco lo pone fácil, hay que reconocerlo. La normalidad dentro del “buen uso y mal uso” es muy relativa hoy en día, y es muy fácil perderse en senderos tortuosos.
En definitiva:
Para fortalecer a tu hijo primero tienes que estar fuerte tú.
Si cedes a sus presiones y sus chantajes no estás fuerte. ¡Te está ganando!
Se está poniendo “supercachas” en conseguir las cosas en una zona de intimidación sutil, un tipo de agresión.
Donde queremos animarte como padre y madre es en que seas consciente del momento en que te encuentras actualmente y que, sea cual sea, puedes mejorar e incrementar las habilidades que son necesarias para abordar a los hijos en todos estos aspectos. Está de moda y en boca de todo el mundo; se llama ASERTIVIDAD. Gestionar el pulso que establecen los niños y los adolescentes en el uso de las tecnologías en casa desde la firmeza y la serenidad de los padres. Decirles no. Establece filtros, tramos a la hora de conseguir las cosas, límites en resumen. Os aseguramos que les hará bien. Y esto no va en contra de la afectividad y el cariño que por su puesto hay que proporcionarles, además de educarles en todos los aspectos en el manejo de tecnologías necesarios para su seguridad. Cada cosa en su momento. Pero decirles NO a tiempo también es importantísimo en el caso de exigencias y presiones dentro del hogar y la familia.
Lo dicen hasta en la tele: “PONLE FRENO”... YA.
Sergio Algar | Psicólogo Col. Nº M-22702
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