La infancia es aquel momento evolutivo en el que se asientan los pilares de nuestra personalidad, de nuestra autoconfianza y de nuestro autoconcepto. Los mensajes que reciben los niños a través del lenguaje (verbal y no verbal) que emplean los progenitores, la forma de atender sus necesidades y la propia experimentación del niño, les modelará aumentando o minando su autoestima. Las verbalizaciones negativas tales como “nunca me sale nada bien”, “no sirvo para nada” son señales claras para enfatizar el empleo del lenguaje positivo, y en numerosas ocasiones su causa se encuentra en una escasa utilización de lenguaje positivo en el ámbito familiar.
Los niños no vienen con un manual de instrucciones a este mundo, tampoco con una guía que nos enseñe a ser padres o madres, ni con los sacos de paciencia tan necesaria por muy cansados que estemos. Cada día nos esforzarnos en dar lo mejor a nuestros hijos, la mejor alimentación, la mejor educación, pagarles actividades extraescolares para ofrecerles la mejor formación… y sin embargo olvidamos que el lenguaje positivo es tan necesario o más que todo lo anterior. Los malos modos, los gritos o ser ambiguo, no funcionan para mejorar el comportamiento de los hijos ni tampoco para su autoestima.
¿Cómo expresarnos de manera positiva?
Reemplaza el “no” por el “sí”. Dígale que puede hacer
Ofrézcale diferentes opciones para elegir, de este modo el también sentirá que tiene el control sobre la situación.
Dígale “cuándo” puede hacer la acción que él quiere, de este modo además trabajaremos la demora de la recompensa y la frustración.
Sin sermonear, anticipa posibles consecuencias
Demuéstrele que confía en él y, sobre todo, en su capacidad
Evite las etiquetas
Alienta, mejor que alabar: La diferencia entre ambas acciones es que en el primero no ofrecemos nuestro juicio y en el segundo sí. Cuando alentamos, enseñamos a los niños amor incondicional, que el esfuerzo es más importante que el resultado, a hacer elecciones y aceptar retos.
¿Por qué es tan beneficioso el lenguaje positivo con los niños?
Refuerza su autoestima.
Afianza un apego seguro
Le ofrece alternativas por lo que mejora la resolución de problemas.
Desarrolla la asertividad
Le ayuda a generar pensamiento positivo y mejora su lenguaje interno.
Previene problemas y trastornos relacionados con la ansiedad
Acata las normas con más facilidad.
Mejora la relación con los padres.
Ayuda a afrontar miedos, previene la evitación y la procrastinación
No se siente amenazado, por lo que se muestra más receptivo a cambiar, por lo que el comportamiento se regula con mayor facilidad.
hace que el niño se sienta partícipe de sus logros.
Le ayuda a ser más racional y menos impulsivo.
Amplia nuestra capacidad comunicativa
Aumenta nuestro léxico al cambiar el no por palabras concretas con la finalidad de negociar y buscar las palabras adecuadas.
Asienta bases en el respeto, la empatía y el cariño por nosotros mismos o por los demás.
Como conclusión podemos afirmar que la comunicación positiva en el ámbito familiar proporciona los cimientos para un niño feliz y exitoso, siendo componentes básicos para la autoestima y su capacidad para empatizar y predecir las futuras elecciones. La manera en que hablamos a nuestros hijos ejerce un gran impacto sobre su comportamiento.
El realizar cambios positivos en nuestro estilo de comunicación puede ser un trabajo difícil, pero con la práctica, notareis como va obteniendo sus frutos. Su hijo se sentirá más alentado, positivo e independiente, con un mejor autoconcepto y una mayor autoestima, como resultado, disfrutarán de una mejor relación en general. “los niños de hoy son el futuro del mañana”.
Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga Col. Nº M-29040
Centro Psicológico Loreto Charques