“Hasta que no vuelvas consciente lo inconsciente, este dirigirá tu vida y lo llamarás destino”, Carl Jung.
¿De quién crees que depende tu estado emocional?, ¿te haces cargo de tus emociones o responsabilizas a otras personas de ello?, ¿eres consciente de aquello que te moviliza en tu interior o es un camino de aprendizaje que todavía no has recorrido?
En expresiones como: mi hermano me alegra, mi amiga me enfada, mi jefe me desanima, mi pareja me pone muy nervioso... podemos observar, a simple vista, como otorgamos al otro/a la responsabilidad de nuestro estado emocional, cedemos el poder de nuestro sentir, pareciera que nuestro estado emocional depende de ellos.
En este tipo de situaciones, nos colocamos a nosotros mismos en una posición de máxima vulnerabilidad, pues pareciera que son ellos los que movilizan lo que sentimos, y en función de cómo se comportan y el estado de ánimo que poseen, nosotros estaremos abocados a sentirnos de una u otra forma. Nos convertimos en meros espectadores, donde pareciera que no tenemos ni voz ni voto.
¿Cuál es el reto de aprendizaje en esta situación?, se trata de comprender que la causa de tu sentir no está solo en el otro, sino en la parte que hay en TI que hace que conectes con las palabras del otro y te enfurezcas, te alegres, te entristezcas... Si no hay esa #conexión, simplemente no hay #emoción.
Volvamos al ejercicio anterior y reinterpretémoslo desde esta perspectiva: yo me siento alegre con mi hermano, yo me siento enfadada con mi amiga, yo me siento desanimado con mi jefe, yo me siento muy nerviosa con mi pareja... Ahora sí poseo un área de gestión frente a mis emociones, pues me hago cargo de la parte que depende de mí y desde ahí sí puedo aceptar, transformar... es tu área de control.
¿Cómo nace la emoción con ausencia de responsabilidad?:
Alguien que se relaciona contigo dice o hace algo.
Esto que dice o hace tiene un significado interno en ti, este significado va en función de tus vivencias, tus valores, tus creencias... Cada persona le da su propio significado, lo que para unos puede parecer hiriente, insensible... para otros no. Interpretamos en función de nuestros filtros de pensamiento.
La emoción nace en ti como resultado de lo que la persona dijo o hizo y la interpretación que le das.
A continuación, atribuyes a la otra persona la responsabilidad de tu emoción, no te haces cargo o responsable de ella, ej.: me ha hecho sentir fatal.
Si no resonara en ti lo que el otro dice o hace, si no se produjera una conexión entre ambos, no habría emoción.
¿Cómo puedes hacerte responsable de tus emociones?:
Trabajando tu #autoconocimiento, comprender aquello que te enfada, que te remueve, que te desconcierta...esto te ayuda a anticiparte y en determinadas conversaciones con determinadas personas, te ayuda a posicionarte y estar alerta, asumes la parte de control que sí depende de ti.
Integrando emoción y razón, este componente te ayuda a que tu experiencia emocional sea más coherente, el asesoramiento de tu cerebro racional te conduce a una mayor flexibilidad adaptativa.
Es vital “darte cuenta” de lo que te está ocurriendo en un momento determinado y esto es posible viviendo una vida consciente, no en automático. Todas las emociones empiezan con una experiencia corporal interna, si aprendes a reconocerlas, serás capaz de identificarlas y saber qué hacer con ellas. Evitarás proyectar en otros lo que te corresponde internamente.
Sintonizar contigo mismo/a en dos líneas de acción, cómo te sientes en tu interior, qué te resuena y qué impacto tiene tu comportamiento en los demás.
Teniendo un diálogo interno positivo, que te guía, que te ayuda a situarte en la posición que decides estar.
Al ser consciente de cómo estás, puedes hacer algo con ello.
Recuerda que es mucho más importante lo que haces con lo que te ocurre, que lo que realmente te ocurre. No puedes decidir lo que hacen o dicen lo demás, pero SI puedes decidir lo que quieres hacer con lo que los demás te dicen o hacen a ti.
Esther Cazalla Briz
Coach acreditada por ASESCO
Centro Psicológico Loreto Charques