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Cómo estimular el hábito de la lectura.


Cómo estimular el hábito de la lectura
Cómo estimular el hábito de la lectura

Cómo estimular el hábito de la lectura.

 

El inicio de la lectura se produce principalmente en el ámbito familiar, y por lo tanto el ejemplo es el primer factor de desarrollo, pero aún así, ejercitando el ejemplo, a veces los padres se preguntan porqué a un hijo le gusta leer y otro rechaza la lectura si han sido educados con el mismo ejemplo. Dentro de la misma familia unos devoran libros y otros no quieren leer.

 

En el hábito de la lectura no solo influye el ambiente que rodea y donde crece el niño, sino que también influye su propia madurez y desarrollo.

 

El hábito de leer se adquiere leyendo. La lectura se va adquiriendo de forma natural como lavarse los dientes antes de irse a la cama o ir solos al baño, pero no todos lo alcanzan con la misma rapidez ni en la misma época.

 

La lectura tiene muchas ventajas en los niños: enriquece su vocabulario, ayuda a construir intuitivamente las reglas de construcción de frases, mejora la ortografía, potencia la concentración, y favorece el desarrollo personal entre otras muchas ventajas.

 

Hay que conceder unos minutos al día al “juego” de los libros. El refuerzo debe empezar desde la cuna a través de libros ilustrados con experiencias sensoriales de formas, colores y texturas, para pasar a libros específicos acordes a cada edad y teniendo en cuenta las preferencias y gustos de cada niño.

 

Para que un niño lea por placer hay que poner en práctica “la lectura juego”, una actividad entre padres e hijos, abuelos… donde se crean historias y se favorece la comunicación y vínculo entre ambos. Debe realizarse respetando cada etapa de madurez de los niños. Se puede comenzar por grandes dibujos de colores básicos, donde el texto es inventado, hasta pasar a imágenes más complicadas acompañadas de textos y narraciones que van aumentando en complejidad.

 

Se considera conveniente el inicio a la lecto-escritura en infantil, pero siempre y cuando los procesos mentales implicados, factores emocionales y psicológicos sean los adecuados. Esta es la diversidad que lleva a que no todos adquieran a la vez el proceso incluso siendo hermanos.

 

Lo que nunca se debe hacer en el inicio de esta etapa de aprendizaje es obligar y recordar que debe leer para poder estudiar, esto hace perder la mágica y el placer de la lectura.

Nunca se debe obligar al niño a leer aquello que no le gusta, se debe buscar el momento donde esté receptivo creando un ambiente tranquilo y acogedor, dejarles que escojan ellos el tema del libro, no obligar a terminar y dejar que pueda cambiar de libro si así lo solicita. Se le debe dejar que fantasee e incluso que invente al principio pues lo que buscamos es el contacto placentero más que la perfección lectora; nunca debemos ridiculizar su lectura si no es buena ni hacerle repetir mucho, recordemos que se trata de acercarse a la lectura, no de ser competente en ella. No debemos comparar la lectura de dos hermanos ni obligarles a leer lo mismo.

 

Herramientas para motivarles a leer:

 

El proceso de la lectura es una de las actividades más complejas para los niños y una de las que requiere un largo proceso hasta convertirse en lectores competentes.

 

El primer ambiente de lectura debe estar envuelto de fantasía, magia y cariño, donde se fortalezcan las relaciones padres-hijos.

 

Algunas pautas a recordar:

 

  1. Dar ejemplo con la lectura, es una manera de familiarizarse con los libros. Acompañarlos a sus primeros encuentros en la compra de libros, asistir a talleres de lecturas, bibliotecas… 

  2. Mantener rutinas de lectura: Conviene establecer una hora de lectura fija, un tiempo acotado al día por ejemplo antes de dormir. 

  3. Dramatizar: conviene representar escenas narradas para dotarlas de más realismo y cercanía a la historia. Conviene poner énfasis en lo que se lee llegando a ser verdaderos actores e intérpretes de las historias presentadas. 

  4. Escoger libros adecuados a su edad y aficiones. Buscar libros que favorezcan la lectura comprensiva, donde el niño entienda el significado y sean cercanos a su mundo. 

  5. Dialogar sobre lo leído. Establecer unos minutos de talleres en familia donde cada uno pueda expresar su propia opinión sobre las lecturas.

 

Cuca Fernández Maseda

Licenciada en Pedagogía

Centro Psicológico Loreto Charques

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