En el ámbito de la #educación y la #psicología, cada niño es único y tiene sus propias fortalezas y desafíos. Cuando acuden a nuestro centro a valorar un pequeño con posible TDAH o altas capacidades intelectuales, el diagnóstico diferencial nos plantea un nuevo desafío. El proceso es complejo, se deben de tener en cuenta tanto las características del #TDAH como las de las #altascapacidades, ya que, a pesar de ser condiciones diferentes comparten algunas similitudes que pueden dificultar su diferenciación.
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por niveles de inatención, hiperactividad y/o impulsividad que se encuentran por encima de lo esperado para el nivel de desarrollo de la persona. Estos síntomas pueden afectar significativamente en el rendimiento escolar o laboral, las relaciones y las actividades diarias.
Por otro lado, las personas con altas capacidades (Superdotados y Talentos) suelen presentar un potencial cognitivo superior al promedio en una o varias áreas, pudiendo estar presente o no un alto rendimiento académico. Aunque esta no es la única característica que los define, tienen una curiosidad insaciable, una capacidad excepcional para resolver problemas y una tendencia a pensar de forma más profunda y abstracta que sus compañeros, pensamiento arborescente.
Ambas #neurodivergencias comparten características, como pueden ser la intensidad emocional, la inquietud motora, la impulsividad y la dificultad para mantener la atención. Por eso un correcto diagnostico diferencial debe constar de: pruebas de inteligencia, atención, funciones ejecutivas, sobre excitabilidades, perfil emocional y conductual. La valoración no integral de todo ello y basándose solo cuestionarios o pruebas aisladas nos llevaría a errores diagnósticos. Ya que los criterios diagnósticos no son útiles para diferenciar TDAH y altas capacidades al no tener en cuenta las causas de las conductas y comparten semejanzas con las sobre excitabilidades propias de las altas capacidades.
Semejanzas y diferencias TDAH y Altas capacidades.
Algunas pistas que podemos observar y que nos ayudan a diferenciar estas dos condiciones son:
Ambos pueden presentar conductas inapropiadas. Sin embargo, en el caso de niños con altas capacidades, el contacto con iguales de capacidades similares, adaptaciones curriculares y un contexto académico acorde con su potencial cognitivo las disminuye. En el caso de niños con TDAH esto no tiene efectos positivos en su comportamiento. Además, el alumno con TDAH no suele presentar explicaciones lógicas para la conducta inapropiada y suelen verbalizar un sentimiento de “sin control”, cuando los alumnos de altas capacidades si tienen explicaciones lógicas a la conducta inadaptada.
Ambos aparecen poder trabajar de forma simultánea en varias tareas, pero la realidad es que mientras los alumnos de altas capacidades disfrutan y aprenden de las mismas, yendo de un tema a otro al encontrar un enriquecimiento, los alumnos con TDAH parecen pasar de una tarea a otra sin razón aparente, o las dejan a la mitad por descuido.
A nivel atencional. Se observa en Las personas con TDAH dificultades para lograr la atención sostenida en el tiempo (no cuenta hacer esta observación con dispositivos electrónicos como móvil o Tablet o con vídeo-juegos, ya que ahí su atención se encuentra “secuestrada”). Las dificultades atencionales en personas con altas capacidades suelen ser a menudo fruto del aburrimiento por la repetición, y a diferencia de las personas con TDAH, no se encuentran supeditadas a una gratificación inmediata.
Las conductas de hiperactividad e impulsividad en el caso de los alumnos con TDAH no buscan alcanzar un objetivo, se observa de forma casi constante y en todos los contextos. Mientras que en el caso de los alumnos con altas capacidades la actividad si suele estar encaminada a unas metas u objetivos y se da en momentos más puntuales.
La capacidad de planificar o el anticipar posibles consecuencias es muy baja en el caso de los alumnos con TDAH mientras que, en altas capacidades suele ser muy elevada, en ocasiones llegando a ser perjudicial y bloqueándoles en la toma de decisiones.
¿Y si tiene los dos? La doble excepcionalidad.
Algunos niños muestran una combinación de características que los sitúan en la intersección de estas dos categorías aparentemente opuestas: son a los que llamamos niños con doble excepcionalidad. Una condición donde de forma simultánea se encuentra un alto potencial cognitivo y algún tipo de discapacidad o trastorno (ya sea de TDAH del que hemos hablado en este artículo, TEA, dificultades del aprendizaje o lenguaje… etc). Es esta doble excepcionalidad la que puede ser especialmente desafiante para los profesionales que trabajamos en este ámbito ya que los síntomas del TDAH pueden enmascarar las altas capacidades, y viceversa.
En conclusión, es esencial comprender estas similitudes y diferencias para poder proporcionar el apoyo adecuado, especialmente a los que presentan doble excepcionalidad. Un diagnóstico adecuado llevado a cabo por profesionales cualificados y experimentados en ambas condiciones reducirá la aparición de falsos negativos y positivos para ambas entidades. La intervención temprana, así como un enfoque individualizado, son fundamentales para ayudar a estas personas a alcanzar su máximo potencial.
Esmeralda Armada Ortega
Psicóloga Col. Nº M-29040
Centro Psicológico Loreto Charques
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