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La "culpa" es de las madres.

Foto del escritor: Centro Psicológico LoretoCentro Psicológico Loreto
La "culpa"  es de las madres.
La "culpa" es de las madres.

La "culpa" es de las madres.


La maternidad y la paternidad son una experiencia que lo cambia todo, especialmente durante los primeros tres años. Pero, para muchas mamás, esta etapa viene acompañada de la culpa. "¿Lo estoy haciendo bien?", "¿y si lo hago mal?", "¿Cómo va a afectar todo esto en su vida?" “debería haber…”.  Estas preguntas y ese sentimiento de indefensión o inseguridad casi constates las primeras semanas / meses son más comunes de lo que crees.


¿Pero de donde viene esta culpa?

La culpa materna es esa sensación de que no estás cumpliendo con lo que "se supone" que deberías hacer como madre. Estas ideas pueden venir de la sociedad, de tu familia o incluso de ti misma. Durante los primeros años, esta sensación puede ser todavía más intensa por cosas como:


  • La dependencia total de tu bebé: En esta etapa, los niños necesitan cuidados constantes, además son ellos los que ahora “llevan el control”. Además, la figura principal de apego suele ser la madre calmándose con ella o necesitando de su contacto, lo que puede generar una enorme presión en las madres.

  • El cambio de roles: Muchas mujeres se sienten atrapadas entre su identidad de antes y lo que implica ser mamá. Esa pérdida del control en la propia vida o en el cambio de rutinas hace que muchas mujeres tengan sentimientos de despersonalización o de reconocerse a sí mismas.

  • Las comparaciones sociales: Redes sociales con excesivos consejos sobre cómo debe o tiene que ser todo (que no tienen en cuenta la etapa evolutiva o las características de tu bebe), consejos no pedidos, múltiples opiniones o comentarios que pueden chocar entre sí y la "mamá perfecta" que parece tenerlo todo bajo control, o las expectativas previas a la maternidad pueden hacer que sientas que no estás a la altura.

  • La rapidez con la que de repente cambia todo: Aquellos que ya han sido padres o que tienen cerca bebes cerca, sabrán lo rápido que puede llegar a cambiar “el escenario”.  Cuando parece que ya le has cogido el truco o el punto a una fase, de repente cambia todo y todo parece nuevo, lo que ayer parecía funcionar y/o saber ya no es de la misma manera. Los cambios tan rápidos en el desarrollo del bebé durante el primer año provocan sentimientos de falta de control o de falta de estrategias.


Cambios cerebrales y emocionales en la maternidad

Susana Carmona investigadora del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y autora del libro “Neuromaternal: ¿Qué le pasa a mi cerebro durante el embarazo y la maternidad?" Explica que durante el embarazo se producen numerosos cambios anatómicos en el cerebro de la mujer, donde algunos se revierten durante el primer mes de posparto y otros permanecen toda la vida.


Por lo que existe evidencia científica que la culpa no sólo viene de la sociedad o de lo que te dices a ti misma; también tiene mucho que ver con lo que está pasando en tu cerebro y tu cuerpo, es decir hay causas biológicas que provocan este sentimiento:


  1. Se ha observado una mayor activación en áreas como la corteza prefrontal y la amígdala, aumentando la empatía que te ayuda a conectar con las emociones de tu bebé. Esto es buenísimo, pero también puede hacer que te sientas mal si piensas que no estás cumpliendo con sus necesidades.

  2. La oxitocina, conocida como la "hormona del amor", te ayuda a crear ese vínculo único con tu bebé, pero también te hace más sensible y propensa a preocuparte más. Según un artículo de la revista Hormones and Behavior (2017), la oxitocina no solo fortalece el apego, sino que también intensifica la percepción de las demandas del bebé.

  3. Investigaciones como el estudio publicado en 2021 en Brain Sciences muestran que durante el embarazo y el posparto ocurren cambios cerebrales como la reducción en el volumen de materia gris, pueden persistir seis años después del parto. Esto no es negativo; es una adaptación para enfocarte más en tu hijo. Sin embargo, también puede generar inseguridades en otras áreas de tu vida.

  4. Todas las hembras (no solo de la especie humana) se vuelven extremadamente agresivas y protectoras tras el parto esto se debe a cambios en el tamaño de la amígdala, responsable de las emociones y de las reacciones de huida-lucha.


¿Por qué las mamás sienten más culpa que los papás?

Aunque los papás también pueden sentir culpa, muchas veces no la viven de la misma manera que las mamás. Históricamente, se ha visto a las mujeres como las principales responsables del cuidado de los hijos, además desde pequeñas muchas mujeres crecen con la idea de que deben ser las "mejores cuidadoras". Aunque los tiempos han cambiado, muchas de estas ideas siguen presentes, cuando sienten que no cumplen con ese rol o expectativa autoimpuesta, la culpa se dispara.


Por otro lado, un estudio publicado en Journal of Marriage and Family (2018) investigó estas percepciones de tiempo y reveló que las mamás subestiman todo el tiempo que le dedican a sus hijos, mientras que los papás tienden a sobreestimar su participación. Esto puede hacer que las mamás se sientan como si nunca estuvieran haciendo suficiente y la mayor responsabilidad dependiera de ellas.


Además, como ya mencionamos, existen un montón de cambios biológicos (estructurales y hormonales) que vienen con el embarazo, el parto y la lactancia que hacen que estemos especialmente conectadas (y preocupadas) por nuestro bebé.


Cómo manejar la culpa materna.

Sentir culpa no significa que estés fallando como mamá. De hecho, muchas veces es una señal de lo mucho que te importa tu hijo. Algunas estrategias podrían ser:


  1. Olvídate de la mamá perfecta: Nadie lo es. Cada madre y cada familia son únicas, y está bien que tengas tus propios desafíos y maneras de hacer las cosas. Siempre habrá un modo de actuar o proceder mejor, siempre se podrá tener más paciencia, más comprensiva, más cariñosa, más responsable…

  2. Busca apoyo: Hablar con otras mamás en momentos vitales similares o con un terapeuta puede ayudarte a sentirte menos sola.

  3. Cuídate a ti misma: Si tú estás bien, tu hij@ también lo estará. No descuides tu salud física y emocional.

  4. Infórmate: Saber más sobre los cambios que trae la maternidad puede ayudarte a ser más compasiva contigo misma.


Recuerda, sentir culpa no significa que estés haciendo algo mal, sino que te importa mucho el bienestar de tu pequeño. La maternidad es un camino lleno de aprendizaje y también de errores, y eso está bien. Se humana, sigue tu instinto y confía en que lo estás haciendo lo mejor que puedes.

 

Esmeralda Armada Ortega

Psicóloga Col. N.º M-29040

Centro Psicológico Loreto Charques

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