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La heredabilidad del TDAH: comprendiendo sus bases y desmontando mitos.

  • Foto del escritor: Centro Psicológico Loreto
    Centro Psicológico Loreto
  • hace 1 hora
  • 3 Min. de lectura
La heredabilidad del TDAH: comprendiendo sus bases y desmontando mitos.

La heredabilidad del TDAH: comprendiendo sus bases y desmontando mitos.


El otro día en sesión, una madre me decía, con mucha emoción contenida, que quizás el diagnóstico de déficit de atención e hiperactividad de su hijo se debía a que cuando era pequeño la familia vivió una situación altamente estresante. Me lo contaba con culpa y cierta tristeza, como si aquella etapa difícil hubiese podido provocar el TDAH. Y creo que es muy importante aclarar lo siguiente, porque es una duda bastante común, y comprensible.


Introducción al tema:

El TDAH es un trastorno que tiene, principalmente, una base hereditaria muy fuerte. Hoy en día sabemos, gracias a muchos estudios, que la genética explica alrededor del 70 u 80% de los casos. Esto significa que no es algo que aparezca simplemente por factores externos, como una situación estresante o problemas en la crianza. Claro que el entorno influye, pero no como causa directa, sino como modulador de cómo se expresan los síntomas. Para entenderlo mejor, podemos pensar en distintos niveles en los que el TDAH se manifiesta, desde el cerebro hasta la conducta cotidiana.


Nivel estructural y funcional del cerebro:

En primer lugar, hay diferencias que se observan en el cerebro de niños y adultos con TDAH. Gracias a estudios con imágenes cerebrales, se ha visto que algunas áreas, especialmente las frontales y subcorticales, pueden tener un desarrollo un poco más lento, y que la conectividad entre redes que regulan la atención y el control inhibitorio funciona de una manera algo distinta. No estamos hablando de lesiones ni de un “cerebro dañado”, sino de variaciones en el desarrollo que tienen una base genética muy clara. Estas diferencias ayudan a explicar por qué ciertas funciones mentales no se regulan igual que en otras personas.


Nivel cognitivo:

Estas diferencias cerebrales se traducen en lo que podríamos llamar disfunciones cognitivas. Por ejemplo, muchos niños con TDAH tienen más dificultades para controlar impulsos, para sostener la atención en tareas largas o poco motivantes, o para mantener en mente varias informaciones a la vez (lo que se llama memoria de trabajo). También pueden reaccionar más a recompensas inmediatas que a metas a largo plazo. No todos los niños presentan el mismo perfil, pero hay un patrón bastante reconocible, y otra vez, muy relacionado con la genética.


Nivel de desempeño en pruebas neuropsicológicas:

Cuando se evalúan estas funciones con pruebas específicas, como las que se usan en neuropsicología, estas diferencias suelen hacerse más evidentes. A veces aparecen más errores impulsivos, tiempos de reacción más variables, o una atención que decae más rápido. Estas evaluaciones no son para “etiquetar” sino para entender mejor cómo funciona el niño, y poder adaptar las estrategias de apoyo de una manera más adecuada.


Nivel conductual y contextual:

Finalmente, todas estas diferencias se manifiestan en la vida diaria: en la escuela, en casa, en las relaciones con otros niños. Aquí es donde las dificultades se hacen más visibles, por ejemplo en problemas para concentrarse en clase, olvidos frecuentes, comportamientos impulsivos o dificultad para seguir instrucciones largas. Y es también aquí donde el contexto juega un papel importante. Un entorno estructurado, predecible y con adultos que comprenden las necesidades del niño puede ayudar muchísimo a reducir el impacto de los síntomas. Por el contrario, un ambiente caótico o con muchas exigencias poco ajustadas puede amplificar las dificultades, pero, y esto es clave, no provoca el TDAH.


Conclusión:

Un niño sin predisposición genética no va a desarrollar TDAH solo por vivir una etapa difícil o estresante. En cambio, un niño con esa vulnerabilidad puede mostrar síntomas más o menos intensos dependiendo del contexto en el que se desarrolle. Por eso es tan importante no cargar a las familias con culpas innecesarias. El TDAH no aparece por un error de crianza ni por un momento difícil en la historia familiar. Es un trastorno con bases biológicas que se expresa en varios niveles, y entenderlo así permite acompañar mejor al niño y ofrecerle el apoyo que necesita.

 

Pablo Javier Delgado Álvaro

Psicólogo Col. Nº M-43262

Centro Psicológico Loreto Charques

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