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Foto del escritorCentro Psicológico Loreto

Preocupaciones y cómo gestionarlas.



Las #preocupaciones habitualmente forman parte de nuestro día a día. Acostumbran a ser variadas, como preocupamos por el #pasado, el #futuro, la #salud, #trabajo, etc. Preocupaciones por cosas que nos afectan a nosotros mismos y a los demás.


Si bien estas preocupaciones son normales, el problema viene cuando invaden la mayoría de nuestros pensamientos y actividades, perjudicando significativamente nuestro descanso y salud mental.


Las preocupaciones no son en realidad más que una cadena de pensamientos. Darle vueltas a nuestra cabeza ante una situación, sufriendo porque lo que tenemos en el pensamiento vaya a suceder. Siempre imaginando un escenario de lo más catastrófico y en ocasiones insoportable.


Esta cadena de pensamientos no llega nunca a una conclusión óptima y que generan sensaciones de #angustia y #ansiedad. Esta situación produce una #emoción desagradable que de nuevo desencadena un pensamiento negativo al que le siguen otros prediciendo lo que podría pasar.


El papel de la incertidumbre en las preocupaciones:


La #incertidumbre es un constante en nuestra vida. Para la mayoría de las personas es obvio, y van desarrollando estrategias y adaptándose a las nuevas situaciones que surgen en la vida diaria.


Sin embargo otras personas realizan una gestión emocional diferente, con unas estrategias de afrontamiento y flexibilidad al cambio no tan eficaces, y cuya clave y característica fundamental es preocuparse evitando afrontar los cambios en muchas ocasiones.


Características de preocuparse


Habitualmente las personas que piensan mucho y tienen muchas preocupaciones tienen un estilo de afrontamiento pasivo. Pienso, pero no actúo. La toma de decisiones para afrontar la situación se pospone.


Lo más común es que la conclusión de la cadena de preocupaciones es que si ocurre la situación temida, las consecuencias serán insoportables. Una situación sólo algo desagradable puede convierte en horrible o “insoportable” porque se cree que no se disponen de herramientas para afrontarla.


Quizá la clave fundamental reside en que Preocuparse es evitar, y por el contrario Decidir implica elegir algo y perder algo.

¿Pero por qué nos preocupamos si no queremos hacerlo?


Solemos pensar que si damos muchas vueltas a las preocupaciones pensamos y elaboramos estrategias para estar más preparados para su solución. Lo que pensamos en realidad tiene un papel clave en el mantenimiento de las preocupaciones.


Es necesario modificar las creencias y así ver las preocupaciones como una actividad cognitiva que en realidad está distorsionada y nos desvía de nuestros objetivos que no son otros que tomar decisiones eficientes con tranquilidad.


Así mismo es importante recordar que la ansiedad es clave para la supervivencia, ya que nos hace adaptarnos a las demandas del medio. Sin embargo, cuando la ansiedad se convierte en un problema es por tres distorsiones fundamentales: La #interpretación que hacemos de las situaciones, #FocoAtencional dirigido a esos pensamientos/amenazas y la consecuente #evitación de las situaciones que tememos.


Síntomas más comunes:


Las personas con frecuentes #preocupaciones refieren los siguientes síntomas:


  • Fatiga o cansancio.

  • Dolores frecuentes de cabeza.

  • Alta activación fisiológica (taquicardia, presión, tensión muscular, inquietud, etc.).

  • Problemas de sueño (tanto conciliación como en el mantenimiento).

  • Dificultad para concentrarse o para tomar decisiones (con las consecuente pérdida de oportunidades).

  • Estado de ánimo bajo con visión e interpretación catastrófica.

  • Pocos apoyos o red social reducida.

¿Cuál es el tratamiento más eficaz frente a las preocupaciones?


El tratamiento de elección parece ser la #terapia #CognitivoConductual, cuyos puntos fundamentales son:


  • Psicoeducación. ¿Qué son las preocupaciones, cómo funcionan y por qué se mantienen?

  • Estudio de las emociones y cómo regularlas, con el fin de mejorar la tolerancia a las emociones desagradables.

  • Identificar nuestras interpretaciones catastróficas de los acontecimientos, y cómo modificarlas por otras que sean más realistas.

  • Mantener el foco atencional en el presente, entrenamiento en atención plena (dejar pasar los pensamientos que dirigen a los escenarios catastróficos imaginados).

  • Elaborar de reglas y expectativas ajustadas a la realidad, tanto con las situaciones como con las emociones y pensamientos que las acompañan.


Ana Ruiz Montoya

Psicóloga Col. Nª Col. 16245

Centro Psicológico Loreto Charques

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