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  • Foto del escritorCentro Psicológico Loreto

Cuando el miedo nos paraliza.



El #miedo es una de las #emociones más profundas que pueden existir, actúa en el ser humano como un detonante, en ocasiones nos ayuda a ser valientes y a poder salir adelante, en muchas otras nos advierte del peligro y en otras tantas nos inmoviliza puede causarnos un ataque de ansiedad o pánico, no nos deja respirar, actuar ni movernos en ningún sentido.


Todos sabemos lo que es el miedo y lo que se siente al tenerlo, es esa alarma interior que prende todos los focos y que te hace estar alerta aunque no quieras, el miedo nos protege y nos frena a no ser unos kamikazes.


Pero qué pasa cuando ese miedo se convierte en el protagonista de nuestro día a día, dejamos de vivir porque toda acción y movimiento nos produce una parálisis total, ahí es cuando el miedo no es positivo ya que se apodera de nosotros y nos impide desarrollarnos como personas libres en un camino de continuos aprendizajes.


El miedo se caracteriza por un sudor frío. Es ese nudo en la garganta; esas cosquillas por todo el cuerpo que nublan tu pensamiento, tu visión y tu movimiento; es ese sudor frío que te cubre y no te deja actuar. No es una situación agradable, pero todos los seres humanos de una manera u otra la hemos sentido. El miedo siempre aparece de maneras únicas, esto hace que nuestras respuestas nunca serán iguales. Nos hace sobrevivir ante cualquier adversidad.


El miedo también tiene una dimensión psicológica, ya que se constituye como un estado emocional y afectivo por el cual tratamos de adaptarnos a las situaciones a las cuales nos enfrentamos.


De alguna manera podríamos clasificar los miedos en positivos y negativos o patológicos, de lo que dependerá es del cómo los enfrentamos en nuestro día a día; así que vamos a ver una pequeña clasificación ante los tipos de miedo:


  • Miedo adaptativo: aparece en situaciones de riesgo y peligro objetivo, este nos hace reaccionar, enfrentarnos y adaptarnos a esa nueva situación.

  • Miedo al rechazo: quien no lo ha sentido al enfrentarse a una situación nueva; este miedo puede hacernos sentir invisibles, desplazados o ignorados y en general suele darse en la adolescencia.

  • Miedo al fracaso: en el mundo que vivimos estamos continuamente comparándonos con otros y llevando siempre un sentido de competitividad por lo que el fracaso puede ser uno de los mayores temores a los que nos enfrentamos.

  • Miedo a los cambios: este sin duda es de los más comunes ya que la vida se encuentra en un cambio continuo; suele atacar más a las personas inseguras que les cuesta digerir ciertas situaciones, es un miedo inconsciente que se encuentra en el ser humano desde que nacemos.

  • Miedo al abandono: tiene mucho que ver con el miedo a los cambios, a no sentirnos inútiles ante los mismos. Comenzamos la vida con la huella más grande de abandono al nacer, ya que dejamos de estar protegidos por el vientre materno para enfrentarnos a comenzar a vivir, a respirar y a alimentarnos por nosotros mismos y pueden surgir en cualquier etapa de la vida.

  • Miedo al compromiso: este miedo se da cuando vemos al eterno adolescente que nunca crece y cambia constantemente de pareja sentimental, por lo que es incapaz de comprometerse de forma íntima y estable con una pareja.

  • Miedo a enfermar (hipocondría) o a la muerte; son miedos bastante comunes en los que hay un condicionamiento en el que siempre puede pasarte algo, suelen ser bastante comunes y en muchas ocasiones se transmiten culturalmente.

  • Miedo a perder la libertad: es un miedo bastante común y de alguna manera nos alerta en la capacidad de ser autónomos y perder la libertad.

  • Miedo a la soledad: Este miedo cada vez es más común y se ve mucho en personas bastante jóvenes en las que el rechazo forma parte de su vida, la soledad puede darse incluso rodeado de mucha gente, es la incapacidad de sentirse incluido o parte de un grupo, en la adolescencia suele darse bastante, pero también se ve mucho en la adultez.


Estos son algunos ejemplos de los miedos más comunes, pero también existen otros como son las fobias, el miedo al éxito o complejo de Jonás como lo llamó Abraham Maslow, el miedo a quedarnos solos o al nido vacío, el miedo a la pérdida, a los desconocidos, a expresar tú opinión, a la crítica, a separarse de una pareja, al fracaso, la pobreza o cualquier tipo de situación que nos produzca esa parálisis que nos hace indefensos y no nos deja actuar.


¿Y tú como enfrentas tus miedos? Te empujan y te hacen salir adelante o te paralizan y te dejan inmóvil de tal manera que no te permiten vivir.


Nunca olvides que tener miedo es positivo, lo que es negativo es que limite tu día a día y no te deje crecer.


Bonita semana.


Paola Porrúa Ocejo

Psicóloga Clínica, neuropsicóloga y Psico-oncóloga.

Centro Psicológico Loreto Charques.

Nº de Col.: M-21274

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